viernes, 26 de octubre de 2007

Juan


En la vida he conocido a varios hombres como Juan: se trata de músicos con un tremendo talento y una inmensurable incapacidad de concentración. Es decir, artistas que lo tiene todo, excepto compromiso.

Ese es el caso de nuestro vocalista.

Por lo demás, suelen ser tipos geniales, con un carisma desbordante, de personalidad contagiosa.
Así era El Nuevo también: un baterista insuperable que casi nunca tocaba la batería, y los años fueron pasando y ahora, si acaso, toca los tarros en alguna fiesta infantil. Y Manuel, vocalista y guitarrista de Ghales (una banda en la que Óscar y yo tocamos en el pasado); Manuel era de un afinación precisa y poseía un oído exacto, capaz de escuchar los acordes más difíciles e interpretarlos fácilmente en la guitarra.

Sólo que, por alguna razón, a Manuel le daba pereza todo, hasta la misma gente. Sólo quería “pasarla bien”, y eso no está mal: simplemente que para que una banda salga adelante se necesita más que eso (a veces el arte, para ser sincero, requiere mucha dosis de angustia y trabajo, sobre todo).

Y ahora Juan.

A Juan lo conocí gracias al grupo, y sólo hay que escucharlo cantar un par de minutos para descubrir esa voz dulce, de cantante pop, que los oídos agradecen.

No posee técnica vocal alguna y sin embargo es afinado y sabe respirar. En los conciertos salta y anima al público. Es vivaz y encantador.

No obstante es perezoso como Manuel. Y ese es su único y gran problema.

García Márquez decía (y su frase terminó por volverse famosa) que para escribir se necesita un uno por ciento de inspiración y un 99 por ciento de transpiración. Mario Escobar utilizaba una frase bíblica para complementar a Gabo: “Muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Quería decir que muchas personas tienen talento, pero para ser escogido en el reino del Arte, del arte verdadero, había que trabajar, vivir por la obra.

Quizás ni El Nuevo ni Manuel ni Juan quisieran ser verdaderos artistas. Sólo que cada que conozco un tipo así una sensación de pesadez se instala en mí: descubrir a hombre “dotado”, con un talento envidiable –muchos no lo tenemos- que sin embargo deja pasar la vida sin imprimir una huella firme de su capacidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Palabra de dios!!!! te alabamos señor!!!

victor dijo...

ahora entiendo porque mafekin o comos e escriba tambien termino siendo solo un momento fugaz