viernes, 25 de julio de 2008

La libertad del vagabundo

Ahora sé lo que sienten los futbolistas cuando juegan fuera de casa. Tener la tribuna en la contra es tan deprimente y a la vez tan estimulante que siempre traerá sorpresas. Muchas veces, como en el caso del fútbol, goleadas inesperadas al equipo de casa. U otras, como los espectadores lo esperan, derrotas monumentales.

Y quién lo creyera, a veces pasa igual en la música, como cuando un promotor de espectáculos, tratando de atraer toda clase de públicos a su evento, pone a Odio a Botero a que abra el concierto de los Gigantes del Vallenato. El resultado, como es de esperarse, suele ser desastroso, sobre todo para el primero.

De alguna forma vivimos algo parecido en el concierto del fin de semana, en La Jícara. Un cantante que se hace llamar El Buitre nos pidió que le abriéramos su concierto. Como el hombre es de Castilla, nuestro barrio de desamores, pues cómo no hacerle el favor. El Buitre se comportó muy atento en todo. Aseguró un buen sonido, el transporte de los equipos y hasta cerveza ilimitada. Lo que no imaginamos es que este peculiar personaje fuera tan popular en su barrio y que los habitantes de éste, seguidores del cantante, fuesen tan fervorosos en su afición.

Tanto así que casi no nos dejan tocar. Desde mucho antes de subirnos a la tarima demostraron que a quien querían ver allí aquella noche era a El Buitre y a nadie más. ¿Y nosotros qué?, le preguntamos a la a la estrella de la noche. “Ustedes toquen”, nos dijo.

Y tocamos. Sólo había un par de seguidores de la banda que no se pierden ni los peores conciertos, pero tocamos. Lo teníamos todo que perder desde el principio. Todo un barrio en la contra. Pero entonces aplicamos esta lógica inversa: si teníamos todo que perder es como si no tuviéramos nada que perder, y no tener nada que perder te da la libertad del vagabundo.

Entonces levantas los hombros y nada importa. Tocas. Que la música haga lo suyo. Será por eso que a pesar de todo disfruté aquel concierto.

lunes, 14 de julio de 2008

El mundo en el escenario

Creo que por fin estamos listos para tocar. Quizás no en grandes escenarios, nunca en estadios. Pero sí en los bares, en las calles, en un teatrito, en aquellas terrazas de las casas de los amigos donde siempre habrá vino barato y algún borracho bailando con su sombra. Listos para tocar, sí, lo que quiere decir que de alguna forma hemos logrado entendernos en la tarima, improvisar un poco ante las dificultades y no morirnos de pánico cada vez que un cable se dañe o el micrófono del vocalista empiece a pitar. Pero ante todo, porque hemos comenzado a sentir la alegría del escenario, la secreta magia de las canciones.
Recuerdo que los primeros conciertos fueron hace casi dos años, en la casa de Fáber, ante su familia y uno que otro aparecido. Tocábamos siempre las mismas cinco canciones: Fuera de mí, Desierto de piel, A quién le puede importar, Mundo de Fuego y Silencio. Pero no éramos una banda, éramos cuatro manes tocando cinco canciones.

Hace un año, en La Guardia, fue el primer concierto oficial. Ya habían llegado La Rebelión y Tierra y olvido. Ya habían pasado otros seudoconciertos: uno en la terraza de la casa de El Pollo, en el que Juan terminó peleando con un borracho; otro en la calle, al pie de la iglesia de San Judas, al que sólo asistieron los transeúntes que por ahí pasaban; otro más allí mismo, meses después, frente a cuarenta niños malvados, y otro en una especie de coliseo del que no me acuerdo muy bien, pero salimos aburridos. Ah, y uno más en el bar de Mañas, como a las tres de la mañana, cuando ya todos estaban dormidos.

Después de aquel concierto en La Guardia, días después nos presentamos en otro par de bares y en la Casa de la Cultura de Ávila, quizás el concierto que para nosotros fue el más triste, porque poco antes de tocar nos dimos cuenta que nos habían robado la mejor guitarra que teníamos.

Para rematar el año, tocamos otra vez donde Mañas, en una presentación cargada de ruido y ebriedad. Y otra vez, a las tres de la mañana.

Visto así, el balance parece lamentable, pero no lo es. Sólo que así han sido las cosas. Gracias a todos estos conciertos de poca monta, sin afiches publicitarios ni entrevistas radiales, hemos conocido otras bandas de garaje cargadas de sueños, algunas de ellas bastante buenas. Hemos conocido gentes de todo tipo (incluso algunas que parecieran salidas de una película de Almodóvar), enamoradas del arte. Nos hemos conocido a nosotros mismos, de cierta forma. Y ante todo, al poder de las canciones.

Hasta que llega este año, que ya va por la mitad, y en el que hemos tocado un par de veces: en Nuestro Bar y en Keops. Sobre el concierto en Nuestro Bar no sé qué pensar, pero lo que sí sé es que la presentación en Keops de alguna manera cambió las cosas: fue la primera vez que probamos sonido, que nos dimos el tiempo para revisar cada detalle. En vivo, improvisamos un buen rato –lo que se conoce como una jam sesion- y el contacto con el público fue cercano. Nos sentíamos tranquilos, dejando que la música fluyera, apoyados por Felipe en el sonido. No hablábamos mucho entre canción y canción, más bien dejábamos que las tonadas hicieran lo suyo. De veras, la estábamos pasando bien.

Entonces lo comprendimos: estamos listos para tocar.

sábado, 5 de julio de 2008

Áluna t.v.

Es una de las sensaciones más extrañas que hay: la de encender el televisor y encontrarse allí, en la pantalla, entre luces multicolores y con cara de tonto. Fue lo que me pasó ayer. Comencé a pasar canales y de pronto veo, sin esperarlo, a Áluna en uno de sus peores shows: el presentado para el programa Tardes de Concierto, de Canal U, el año pasado.

Sabía que Canal U se había quedado hace poco sin presupuesto, ¿pero tan mal estaba como para que se encontrara repitiendo sus peores programas? Diablos, yo que creía olvidada aquella tarde del desconcierto de repente me la encuentro de frente, con Juan como un rolling stone de pueblo, Óscar con el pelo más corto y yo, con mi camiseta de siempre. Aún no había entrado Juan Miguel a la banda y las canciones suenan planas, sin fuerza.

Y no vale la pena entrar a llorar ahora por lo que hicimos en el pasado. Seguro vendrán otros conciertos igualmente malos. Pero verlos en televisión, tiempo después, es perverso: como si una voz satánica y memoriosa te enumerara al oído tus peores defectos.

Lo peor son las llamadas y los amigos y enemigos enviando mensajes de texto para decir que te vieron por televisión. Y uno con ganas de decir que no, que ése no es uno, que es uno más o menos parecido a uno con una banda más o menos parecida a la tuya y unas canciones particularmente parecidas… en fin.

Y sí, uno aprende, aprende mucho de conciertos así. Aprende que la televisión es una mentira pero necesaria para asuntos de promoción. Aprende que para tocar en vivo hay que cuidar muchos más detalles de los aparentemente evidentes. Aprende que lo que no se resuelva en los ensayos, nunca jamás va a resolverse ante las cámaras ni mucho menos frente al público. Eso sí que se aprende.

miércoles, 2 de julio de 2008

Áluna en MySpace

Los Arctic Monkeys lo demostraron: la industria de la música había cambiado. Una banda podía llegar muy lejos sin casas disqueras y sin siquiera prensar discos. Más bien valiéndose de un recurso que para entonces –finales de 2004- era poco popular: el MySpace, ese sitio web de interacción social donde grupos de música pueden subir sus canciones.
Si bien los Arctic terminarían firmando con Domino Records, dejaron en claro que lo indie había llegado a otro nivel.
Poco después, cientos de bandas de todo el mundo le seguirían el ejemplo, convirtiendo a MySpace en lo que es ahora: un sitio en internet con más de 200 millones de usuarios y cerca de 300 mil nuevos cada día.
Así que no podíamos quedarnos por fuera, y aunque estamos seguros que no tendremos ni el 0.01 por ciento del éxito de los Arctic, igual nos sumamos a este recurso de promoción.
Y bueno, la invitación es sencilla: visite www.myspace.com/alunamusica (que me costó horas aprender sobre cómo montar el perfil, las fotos, canciones y demás) y encuentre otro pedazo de Áluna en la red.