martes, 30 de julio de 2013

0. (¿Cómo carajos es que llegamos a esto?) Canción: Ella.

Bueno, imagino que se preguntarán que hago aquí, en un concierto de rock, alargando el momento en que comience la música. Verán, resulta que soy un amigo de la banda, que he estado ahí desde los primeros conciertos. Los ayudé a cargar las guitarras, los cables y en fin. Aquí mismo, en el barrio, en los conciertos en La Jícara, La Guardia, La Raza. Estuve ahí en la grabación del primer demo y en otros momentos. La pasamos bien. Pero sin darnos cuenta dejamos de vernos por un tiempo, les perdí la pista. Esas cosas que suelen pasar entre amigos, que no son por molestias sino por mero despiste o por culpa de amores de paso que nos hacen encerrarnos en otro mundo. Como sea, el tiempo pasó, hasta que un día en el Parque del Periodista me encuentro con Camilo, el del bajo, ese que ven allí. (Acá entre nos, Camilo es el único periodista que va al Parque del Periodista). Le pregunté por la banda, claro, y él me dice:

- Vamos a lanzar un pequeño ep que se llama Combustiones espontáneas.
- Maravilloso –le dije yo-, ¿y de qué se trata?
- Mmmmm, son como canciones misóginas.
- ¿Misóginas? ¿O sea como de odio a la mujer?
- Nonono, no tanto de odio. Como diría Julio Jaramillo, Tan solo se odia lo querido. Entonces es también sobre el querer: la desazón después de que todo se acaba, a veces con mucha rabia.
- Ya veo –le dije.

Y quedé picado. Combustiones espontáneas: canciones sobre la desazón después de que todo se acaba.

- Debe ser un álbum muy triste –le dije.
- Por el contrario, si es de lo más divertido. Es extraño, no había pensado en eso. En todo caso se llama Combustiones espontáneas porque todas las canciones nacieron de una, sin pensarlas, como una eyaculación precoz. Y después nos dimos cuenta que la mayoría eran, más que de desamor, de nostalgia por alguna mujer ida.
- Bueno, quiero oírlo pero ya.

Y lo oí. Camilo me prestó un cd, todavía sin mezcla, de los siete temas que componen este ep. Y algo se revolvió en mí. Por alguna razón aquellas canciones rápidas y mal grabadas me traían a la mente historias de mujeres que alguna vez quise, algunas que me trataron bien y otras que se fueron como si nada. Mujeres, siempre las mujeres. Y fue tan fuerte el sentimiento que le pedí a Camilo que me dejara, algún día, contar mis historias de amores mientras ellos interpretaban los temas de Combustiones. Como él nunca sabe decir que no, pues me dijo que bueno, y ya ven, por eso estoy aquí. Así que... bienvenidos a este ensayo donde la música, el sexo y sin duda las mujeres son las protagonistas. Esto es Combustiones espontáneas.

jueves, 11 de julio de 2013

El deber de combustionar

Lo de Combustiones espontáneas nació de a poco. Primero fue la forma en que comenzamos a llamar a ciertas canciones rápidas, divertidas, que hacíamos por pasar el rato. Luego fue un nombre tentativo que llegó a tener la banda. Finalmente fue toda una propuesta para un concierto desquiciado.
Al final terminó siendo un poco de todo eso: concierto, canciones, un momento de la banda.
Se trataba de decir todo lo que pensábamos sobre la vida en pareja, el amor, el sexo, la soledad. Cada fragmento de la presentación debía girar sobre uno de esos temas y abrirle paso a una canción. Fueron once partes en total, cada una independiente en cierta forma pero apuntando hacia un todo: la historia de un personaje que ama y odia y está solo, picha y se masturba, mira el mundo desde la trasescena y aprende que la soledad es una escuela de formación sentimental.
Un divertimento en primer lugar. Un juego que ganó seriedad a partir de que ganáramos un estímulo a la creación para realizar este montaje. Entonces vino la necesidad de conseguir un actor, un director y toda la logística del asunto.
Apareció Juan Diego, Felipe, y la cosa fue a otro precio. Ellos, duchos en las artes escénicas, le dieron a nuestras ideas el ingrediente de delirio que inicialmente no tenían. Explotaron el absurdo, lo ridículo, incluso lo cursi, para cargar la propuesta de humor y hacerla un poco más liviana.
Fueron tres meses de ensayos. Pocos para una obra así, pero de una intensidad como nunca habíamos vivido dentro de la banda. Aprendimos sobre escenarios, discutimos un montón, nos desahuciamos muchas veces y volvimos a llenarnos de fe. En cualquier caso, lo hicimos: montamos una obra de teatro, o concierto teatralizado, o stand concert, o lo que fuera, que no se parece a muchas cosas que hayan hecho las bandas de rock en Medellín. No estamos diciendo que hayamos sido muy originales, ni que la obra sea un éxito o un homenaje a la inteligencia: tan solo decimos que lo hicimos, que este fue nuestro aporte, y que estamos contentos por haberlo hecho.
Llevamos ya dos temporadas, una en Castilla y otra en el centro. La próxima será en Manrique, en el marco de la Fiesta de las Artes Escénicas, en Casa Clown, el 28 y 29 de agosto, a las ocho de la noche. Volveremos a combustionar entonces; volverá J. con sus historias alegres y tristes, procaces, inocentes; volveremos a sentir, por un momento, que estamos haciendo arte. Por lo pronto, mientras llegan esos días convulsos, cada viernes podrán encontrar aquí un fragmento de la obra, para que quede de memoria y para que sepan de qué trata todo este cuento.

Y que crezcan las llamas de esta combustión.


http://www.youtube.com/watch?v=kvk7glNZueE