domingo, 5 de julio de 2009

Indi(e)gentes

En el mundo siempre ha existido un afán de rotular. Quizás porque lo que no es nombrado no existe, o porque lo que tiene nombre se vende mejor. Así, hablando de música, un día cualquiera la gente por estos lados empezó a hablar de tropipop, un término que en un inicio parecía despectivo y que luego fue aceptado, incluso, como una cualidad. ¿Pero qué venía siendo el tal tropipop? La verdad nunca lo tuve muy claro. ¿Era la mezcla de sonidos folclóricos con pop? ¿Era Carlos Vives tropipop? De ser así, el género no era tan nuevo, si desde hace rato venimos escuchando cosas así. Mi conclusión: puro afán de rotular y nada original a fin de cuentas.
Ahora, me da la impresión, lo que anda de moda entre las bandas es decir que son indie, quizás porque les suena muy londinense, o tal vez porque les da cierto halo de rebeldes del mercado. Si a eso vamos, indie –que por antonomasia hace referencia a ser independiente, es decir a no ser la trabajadora barata de una gran disquera-, pues somos casi todos en Colombia, si hasta chucu-chucu indie debe haber.
Ah, claro, me dirán algunos críticos bebiendo cerveza en un bar, “indie es más un sonido, una puesta en escena, es ser básico y creativo, son las guitarra de Jene´s Adicction, la diablura de Björk, la actitud de Sonic Youth”. Vaya, si es así, entonces indie en Colombia hay muy poquito. Así que, digo yo, dejémonos de pendejadas, que lo que aquí se llama indie, en gran medida, son simples ganas de aparentar –insisto, les suena muy cool-. A lo mejor los verdaderos indie no se llaman de ningún modo. Dirán que hacen música, a secas, y eso está mejor.
Sin embargo, mi problema, a la larga, no es que con el indie, sino con esos rótulos inocuos que al final no aportan nada.