lunes, 24 de agosto de 2009

B side: Pichando (Federico Franco)

Hay amores que comienzan en la cama; amores rápidos, furtivos, amores que crecen ahí mismo en la cama y que en la misma cama suelen fallecer. No siempre mezclan el corazón, pero son amores al fin y al cabo. Y termina uno entregándoles algo más que un polvo aventurero. No pasan de la cama. Pero son amores.
Por eso no me extraña cuando este cantante habla de alguien que pichando se fue metiendo en su vida. Porque así son las cosas. Hay amores de ese modo.
Y quizás hable de otro asunto, de cientos de asuntos, pero me gusta pensarlo así: la historia de un amor que comenzó pichando. Es una de las posibilidades que dan las letras abstractas: la de adaptarlas a lo que uno quiera que digan, a lo que se lleve por dentro. Lo cierto es que, entiéndala como la entienda, me gusta esta canción, me gusta que se llame Pichando, y me gusta todo lo que produce Federico Franco porque me suena sincero.
A ratos, me recuerda a Leonardo Fabio, otras veces a Criss Cornell. O la mezcla de ambos. Algo anacrónico en todo caso. Su música es simple, de guitarra, batería y bajo, pero no es este el día para hablar de eso. Solo quiero decir que se llama Federico Franco y hace canciones sinceras. Si a vida fuera justa, eso sería suficiente para ganar algunos premios. Pero quién dijo que la vida lo era.

jueves, 20 de agosto de 2009

El maravilloso mundo de las cabezas parlantes

Ahí están, mírelos: son parlantes, delirantes, promiscuos musicales. Véanlos no más: Camilo Suárez al frente con un pañuelo rojo anudado al cuello mientras canta niño lobo. Un paso atrás, el señor Pedro Villa, cuarentón experimentado, ejecutante del bajo. Y a su derecha, el gordiflón de la guitarra, ingeniero de melodías. Ya no tienen quince años, ya sobrepasaron los treinta, y eso está mejor. No son una banda de rock y sí lo son al mismo tiempo. No parecerán poetas, pero lanzan versos que perdurarán en la memoria colectiva de los bares en los que me gusta hacerme viejo. Son parlantes, vociferantes, algo gitanos. Sacaron hace años un disco que no se olvida fácilmente. Y hace poco, lengua negra: más cargado de percusiones, mucho más oscuro. No todo lo que dicen sabe uno por qué lo dicen, pero da la sensación de que debe estar ahí. Parlantes canta y uno escucha, y encuentra cada vez sonoridades nuevas. No hay por estas tierras quién se les parezca, porque son de por aquí y no son de ninguna parte. Son de la música, del universo al que los acordes los llevan. Son de la salsa y del rock y del tango y de la cumbia y de esos otros sonidos inclasificables. Son parlantes, siempre parlantes, y que sigan parloteando entonces; que siga Fredy Henao al acordeón y Alfonso Posada en la batería; que David Robledo no deje de golpear las congas y que el Señor Oreja continúe atento en la consola… Y que Camilo, con su pañuelito rojo, no haya de callar. Impertinente, como gotita de agua cayendo sobre el tablado, que siga diciendo cosas, cualquier tipo de cosas, lo que le salga del esternón, que cuando Parlantes canta siempre habrá alguien con los oídos despiertos.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Ojos abiertos

No sé gran cosa sobre videos. No sé gran cosa sobre rock. Solo veo, escucho, y resulta que hay algunos sonidos e imágenes que me gustan. Otros no. Pero todo –como siento que debería ser el asunto con el arte- es muy intuitivo. Sin filosofías ni preconceptos. Sin teoría. Como lo sienta el oído. Como le pegue a uno la vaina.
Todo esto para decir que aquí van los diez videoclips hechos en Medellín –o de bandas de esta ciudad– que más me gustan. Como cualquier listado de este tipo, será siempre arbitraria su selección. Pero en fin, ya me acostumbré a las críticas. Es más: como que me hacen falta.
Ustedes, si quieren, pueden mencionar sus videos elegidos. De eso se trata.
Solo una precisión inicial: es posible afirmar que nuestro rock, al menos creativamente, puede estar pasando por un estado de estancamiento (habrá quienes no lo vean así y habrá quienes estén de acuerdo), pero frente al tema de los videoclips es todo lo contrario. Es decir, gracias a los avances tecnológicos, a la mayor asequibilidad de equipos y a la entrada de nuevos creativos, cada vez se hacen más videos en Medellín, y algunos resultados son en verdad de apreciar. Hace 15 años era otro cuento muy distinto.
Como sea, aquí va mi listado.
En el puesto 10, señoras y señores, Dinero, de Cafeína: Una animación bien lograda, un ritmo pegajoso, una excelente letra (“No todo es plata en la vida pero en ella todo es plata, por eso en la caída siempre estará la rata”). Este trío de raperos, juntos, logran sonoridades frescas.
En la casilla 9, Don Francisco, un triple empate romántico: Trasplante, de la 45; Marejada, de El Colectivo; Te equivocas si no crees, de Popcorn. Tres realizadores demuestran, cada uno por su lado, mucho de su talento: buen manejo del trávelin en Trasplante, un interesante efecto visual en Marejada y una buena dirección artística en Te equivocas si no crees.
En el puesto 8, Stella Maris, de Parlantes: más animaciones, una muy bonita ilustración, una canción para no olvidar.
En el puesto 7, poniéndole sabor a este listado, Sábado en la noche, de Coffe Makers. Realizado por una de las poquitas directoras de videos en esta ciudad. Imágenes con estilo urbano en medio de un ritmo para bailar.
En el sexto lugar, Emilio, de Nadie. Aunque, en realidad, todos los videos de Nadie son buenos. Se podría decir que Fernando Puerta, su director, es en esta década lo que fue Simón Brand en los 90: alguien que busca salidas visuales, que no se conforma con meros planos de la banda tocando o con registros de conciertos. Alguien que juega. Repito: todos los videos de Nadie son buenos, solo que Emilio, con sus montajes y efectos, aplica muy la estética punk y se ajusta perfectamente a la canción.
En el puesto cinco, y ya que hablamos de Fernando Puerta, sigamos con Se tienen rencor, de Nepentes: gústenos o no la música de esta banda, el video es innegablemente bueno.
Pero para demostrar que un videocplip no tiene necesariamente que tener un ritmo desenfrenado de imágenes, veamos, en el puesto cuatro, Relax Yourself, de 2Revoluxion: animaciones en 2D y 3D, a ritmo tortuga, que le asientan muy bien a esta canción. Un excelente video que, por cierto, a la banda no le costó ni un peso.
Siguiendo con la lista, en el puesto 3, un video que no está en Youtube, pero que en mi memoria es de lo mejor que se ha hecho en Medellín. Se trata de Un mal recuerdo, de Wolfine. Una idea sencilla pero bien lograda: en primer plano, el cantante, y de fondo, las acciones. Por lo demás, el hip hop también ha dado muy buenos videos en la ciudad. Y más que eso, ha sido ejemplo de colaboración entre músicos y realizadores. Digno de admirar.
Acercándonos al final, veamos, en el segundo lugar, Nada, de Estados Alterados: otra demostración de que la simplicidad, en vez de quitar, pone. Una cámara estática, sin cortes de edición, y toda la acción frente al lente. De entrada, con la saturación de colores, este video encanta. Y encanta más con los juegos que propone: efectos visuales, espejos, cambios de filtros, gente que se acerca a la cámara y la interviene. Uno de nuestros primeritos videos en llegar a Mtv. Bien merecido.
Sin embargo, sin necesidad de rotar en canales internacionales, en mi primer lugar dejo a Ojos enfermos, de Bajotierra. Otro videoclip sin cortes, aunque con mucho movimiento. Una realización con sabor local: está el payaso, el traqueto, el borrachito, el travesti, el barman, el bailarín con muñeca de trapo, el vendedor de chicles y cigarrillos… Está Guayaquil con su rojo encendido, con su gente indiferente y sus parlantes a reventar. Esta, claro, la estética de Juan Fernando Ospina, ese fotógrafo –por esta vez director- que tan buenas propuestas visuales le ha dejado a la ciudad. Y está, cómo no, el grupo de fondo, como parte más del paisaje. Una banda de la que ya se ha hablado mucho, pero sobre la que no sobra repetir: vaya si lo hace bien. Es curioso, pero Killer Monkies es como la antítesis de este video: un ambiente frío, pesado, casi denso. Y sin embargo, otro producto bien logrado. Bajotierra no defrauda.

Y listo, salió rápido, como en la revistas de vanidades. Para rematar, y a ver si alguien escribe, aparte de invitar a postular sus videos favoritos –hechos en Medellín-, por qué no pensar en los videos que nos hubiera gustado haber visto. Videos que quizás ya nadie realice, pero que en nuestra mente podemos ver clariticos.
Se me ocurre, en mi caso, que me hubiese encantado ver en imágenes Las calles de Medellín, de Coffe Makers, o hasta un Medellín p.m. – La conflagración, de Frankie ha muerto. De esta última banda, también, Tú también me dueles, con imágenes oscuras acompañando una de las mejores letras de nuestro rock.
De Bajotierra, ah, el video de Slam dance, como un cortometraje de amor suicida; o Reina del hielo, cargado de blancos.
De El Pez, Infusión o Lapidación, con imágenes rápidas, sucias, al estilo grunge.
Y de Ekhymosis, A media voz, una melodía que hace pensar en el colegio.
Y tantas otras canciones: Los amos de la información, Corazón felino, El blues del murciélago, Niño gigante, Pichando… videos soñados que quizás nunca veremos, pero que, no está de más, podemos imaginar. ¿Cuáles serían los suyos?