miércoles, 25 de julio de 2012

¿Por qué llamarse Áluna en tiempos donde todo se llama Alúna?




Quizás no nos fijamos bien, quizás en ese entonces no habían tantas cosas que se llamaran Aluna, pero lo cierto que es que cuando comenzamos a tocar y decidimos esta palabra kogui para nombrar nuestra banda no pensamos que terminaría siendo tan popular –la palabra, no la banda–, incluso para promocionar asuntos tan disímiles. 
Ahora muchas cosas se llaman Aluna. De hecho, hasta otras bandas se llaman Aluna. Una en Bogotá –Aluna Ashaá– y otra en Miami, aunque no sabemos si todavía tocan. Hay cantantes de pop que se llaman Aluna y una actriz coreana, que es el Aluna más popular en Youtube.
Y no solo eso. Hay ropa interior marca Aluna, hay fundaciones con ese mismo hombre e incluso una película recién lanzada. Hay un videojuego, basado en un comic, en el que la heroína se llama Aluna, hay festivales de música ibídem y hasta una academia de reiki, esa técnica oriental de sanación.
En fin. Si buscan en Facebook también encontrarán muchos ejemplos. Personas que incluyeron el Aluna como parte de su nombre –Cata Alunada, María Alunada, Aluna George– y otras cuantas bandas de rock en otros países con este mismo nombre. Quizás al final de una intensa búsqueda encuentren la nuestra.   
¿Entonces por qué no cambiarnos de nombre? Lo intentamos muchas veces, claro. Largas reuniones de discusión buscando cómo llamarnos. Y pasamos por muchas opciones: Río tinto, Aguamala, Bipolar… Pero al final, inevitablemente, volvíamos a nuestro Áluna (que en nuestro caso es con tilde en la “a” aunque pocos lo pronuncien de este modo).
Los nombres representan, dan sentido. Las cosas comienzan a existir cuando pueden ser nombradas. Y de tanto pronunciarlo, de tanto tocar, de tanto ir por ahí llamándose Áluna difícilmente podríamos encontrar otra palabra que nos represente. No es tan simple como cambiarla y ya. No mientras nuestra música siga siendo la misma.
Es cierto que puede generar confusiones, problemas de representación, incluso legales –en el hipotético caso de que la banda traspasara fronteras–, pero ni modo: la palabra, de tanto estar en nuestras bocas, nos gusta, significa cosas muy bonitas y va unida con lo que hacemos.
Olvidé decir que hay prostitutas, finas o baratas, que también se hacen llamar Aluna. Y quién sabe cuántas cosas más. Ya nos da hasta risa. Pero si sirve de algo, si acaso marca una diferencia, nuestra Áluna es esdrújula y las demás son graves. Y aunque muchas cosas puedan llamarse igual, ninguna será como nosotros: una banda de rock perdida en un barrio de Medellín que toca y toca y toca y toca…