sábado, 16 de noviembre de 2013

9. (Soledad clarividente). Canción: Vista telescópica

 

No sé a ustedes, pero yo siento que la soledad me regala una visión tremenda de las cosas. Como si mirara el mundo desde la tras escena y pudiera analizarlo con cabeza fría. De repente estoy en un bar –solo, obviamente– y veo las parejas que conversan o se besan, y todo me parece tan vacío, tan elemental. Claro, pueden decir que es simple coraje por estar solo, pero yo digo que es algo más. Como si de repente tu tercer ojo se abriera y todo lo vieras más claro, y reflexionas sobre tantas cosas de un modo tal como nunca lo habías hecho. El resultado de todo eso es más soledad, porque a nadie le gusta la gente que ve y que abre la boca para escupir verdades. De todas formas hay algo de bueno en todo eso, una pérdida de la inocencia, un regustillo de veneno en tu boca.
En fin, yo seguí solo, cachondo, con el tercer ojo abierto, y los días pasaban. La pasaba más mal que bien, pero la pasaba. No iba a suicidarme, por lo menos. Por aquellos días encontré un poema que de todas formas me sirvió de consuelo. Aquí lo tengo en una hojita, y voy a leérselos, si me permiten:

Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.
 
¿Qué tal, ah? Una cosa sí me quedó clara luego de haber vivido todo ello: el amor es concreto, nos hace concentrarnos en un solo punto, encerrarnos, bastarnos entre dos. La soledad abre la mirada, hace ver más allá, como en vista telescópica.