viernes, 26 de octubre de 2007

¿Cómo no terminar linchado en un concierto frente a 40 niños?

Ciertas circunstancias que no pienso exponer aquí, nos llevaron a tocar frente algo así como 40 niños entre los cinco y los diez años, según se pudimos observar. A no ser que tu grupo sea de música infantil o que cantes las melodías de Juanes o ciertas tonadas guascas –por alguna razón las canciones de ese tal Jhony Rivera fascina a los infantes- no puede haber otro paisaje más aterrador: los niños, expectantes, inquietos, maquiavélicos, frente a ti. Hasta un grupo de punk parecerían asustadizos teletubis delante ese tipo de público. Por una simple razón: no hay un crítico más despiadado que un niño.

A un niño le gusta algo, o no le gusta. Y ya. No lanza frases complacientes, no es hipócrita, no soba sacos. Dice simplemente: qué pelle de grupo, o qué chimba, parcero –los niños de Castilla hablan así-. No dice estuvo medio bueno o medio malo. Dice Bueno. O Malo.

En nuestro caso, en aquel toque en La Jícara, por poco salimos linchando por semejante masa infantil. La conclusión fue sencilla: a los niños no les gustó. A nosotros, el tocar frente a ellos, tampoco nos dejó contentos. Hubiésemos preferido una audición en American Idol que semejante espectáculo de culicagados mirando feo.

Con los niños nunca se sabe. Mejor tener cuidado. Son raros. Fríos. Sicarios malvados envueltos en la piel de la inocencia. Dan miedo. Son indescifrables.

Tanto así que una de nuestras canciones, la que habla de paz y unión entre hermanos, sólo provocó rechiflas. Mientras que otra, la que dice “Óyeme nena, estás tan buena que quiero hablarte; quiero tocarte, quiero mirarte, quiero cantarte una canción de cuna... entre tus tetas” fue la única que ganó los aplausos de aquel público infernal con caritas de angelitos.

2 comentarios:

sandrajimenez dijo...

y a qué suena Àluna?

Anónimo dijo...

Es que así son los niños, que miedo. Yo he decidido no tener hijos, pero no por malos, sino por el calentamiento global que en cincuenta años los va a achicharrar. Si Áluna quiere conquistar a ese púbico infantir le puedo prestar mis viejos discos del Payaso Mickey o Xiomy. Me avisan, los mando a traer desde Calarcá