martes, 17 de abril de 2018

TBT


Hay dos sentimientos a los que le tengo particular respeto, por no decir temor. O un sentimiento y una acción, como sea. La acción es recordar y el sentimiento es la nostalgia. La primera, más neutral, es la base de todo: creamos porque recordamos. Sin embargo es la materia prima de la segunda, la nostalgia, que aunque su nombre indique cierto dolor termina siendo todo lo contrario. ¿Me explico? El recuerdo y la nostalgia, que trabajan con el pasado, tienden a edulcorar lo vivido de un modo que puede ser peligroso o en su defecto distorsionado y casi siempre más blando. ¿Recuerdan aquella noche de mierda? Ahora da risa. ¿Recuerdan ese amor desgraciado? Es posible que hoy en día lo extrañen. El tal saudade de los portugueses nos hace anhelar lugares que, vistos con ojo crítico, a lo mejor no eran para tanto. Lo que alguna vez fue cotidianidad, por momentos aburrida, con el paso del tiempo tiende a ser añoranza. Agrandamos el pasado por aquella idea de que siempre fue mejor, y hasta este momento de tedio, en que escribo este párrafo, con el paso del tiempo puede convertirse en la fantasía feliz de un escritorzuelo tecleando en su computador. La nostalgia no es más que nosfilia.
Digo todo esto porque en mi discurso aquel concierto del desconcierto para Canal U fue siempre una vergüenza (una más de mi historial) pero ahora, revistado, lo veo diferente, y aquel desafine no me parece para tanto y esa falta de ecualización se me hace orgánica y hasta los errores me suenan divertidos. ¿Ven? Lo escucho y sonrío, y me veo tarareando canciones olvidadas, pensando en por qué no las grabamos si tenían lo suyo. Esta misma página, que sirve de memoria de este grupo, me recuerda lo desventurado que me sentí por haber participado en ese concierto: http://alunarock.blogspot.com.co/2008/07/luna-tv.html Pero vuelvo y lo veo, diez años después, y no puedo evitar sentirme bien. De hecho, nostálgico; en cualquier caso, contradictorio. Es ahí donde digo que se trata de un sentimiento resbaladizo.
Para que entiendan de lo que hablo tendría que ir a la página del grupo en Facebook, donde están los videos, y sacar sus conclusiones. Entretanto, yo sigo sintiendo un gusto culposo por volver a ver aquel concierto ya con alegría.

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