miércoles, 14 de febrero de 2018

Un instante de felicidad (parte uno)


Juan cantaba tan bien que hasta cuando cantaba mal, cantaba bien, ¿me entienden? Él odiaba esta canción, la odiaba de verdad. Y odiaba Desnudo y casi todas las que no entendiera. Las cantaba con desgano, entorpeciéndolas un poco, y aun así las versiones que grabamos con él siguen siendo las más limpias.

Creo que Juan estaba equivocado. Un instante de felicidad es nuestra mejor canción. Podemos tener otras más rápidas, más virtuosas en la técnica, mejor grabadas, pero Un instante tiene un balance de altos y bajos que no tiene ninguna otra; tiene densidad y calma; tiene soul.

Creo que la compusimos después de Desnudo, o al tiempo. Ahora que lo pienso ese pudo ser nuestro mejor momento creativo. La grabamos tres veces (una con Juan, otra con Andrés y la última con Fernando) hasta alcanzar el sonido que más o menos se pareciera a lo que queríamos. Sobre todo al final con la descarga de guitarras. Me gusta mucho la intención de la letra: un momento donde todo está bien, tranquilo. Siempre la imaginé como una fotografía de un par de chicos en la hierba.

Salía mal en los conciertos, excepto en Combustiones donde la música representaba bien lo que decía el monólogo, aquello de “Yo recuerdo que a Marta, en esos momentos poscoito donde la vida es una maravilla, le decía: aquí comienza –y aquí termina– mi mundo: te amo”. Esas cosas. 

Es una canción que quiero, en fin. No voy a poner el video aquí todavía porque esa es otra historia, posiblemente triste. Solo sé que me desperté pensando en estas cosas y ajá, quise decirlas. Quise mostrar las tres versiones para que vieran cómo cambian las canciones sin dejar de ser iguales, aunque la plataforma Blogger no me lo permitió. Pero sobre todo quise decir esto, cojones: Un instante de felicidad es nuestra mejor canción.

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