martes, 14 de enero de 2014

11. (El amor eterno es un concierto de rock). Canción: Adiós, muchachos.



Bueno, creo que llegamos al principio. Sigo solo como un disparo al aire. Ni modo: nado en mi veneno y me masturbo frente al computador. Es como en una película que vi, Deseando amar. Pero bueno, bueno. Claro que me gustaría encontrar una chica, y la amaré y nos besaremos en Santa Elena y pasaremos tiempo juntos y haremos el amor los domingos en la mañana y luego todo se llenará de tedio y nos distanciaremos y pasaré solo y encontraré otra chica y habrán más historias. No es que no crea en el amor eterno, sino que nunca lo he visto. De alguna forma, es como decía Fernando Vallejo hace poco en una entrevista. Le preguntaron, je: ¿Usted es una persona que ha amado intensamente? Y el miserable este dice: Sí, pero no más de un día. Genial. Yo presumo de haber amado intensamente a la misma persona más de un día, pero no más de 18 meses. En fin.
Hay una película que les recomiendo y que puede resumir mucho mejor todo lo que venido diciendo durante esta hora. Se llama Anne Hall, y es de Woody Alen. Y voy a cometer el descaro de contarles el final (igual la película vale la pena). Dice Alvyn, el narrador:
…y me acordé de aquel viejo chiste, ya saben, el del tipo que va a ver al siquiatra y le dice: “Doctor, mi hermano se ha vuelto loco. Se cree que es una gallina”. Y el médico le contesta: “Bueno, ¿y por qué no hace que lo encierren?”. Y el tipo le replica: “Lo haría pero es que necesito los huevos”. En fin, yo creo que eso expresa muy bien lo que siento acerca de las relaciones entre las personas. ¿Saben? Son completamente irracionales, disparatadas, absurdas y… pero, ah, creo que las seguimos manteniendo porque, ah, la mayor parte de nosotros necesitamos los huevos.

¿Qué más puedo decir? El amor eterno es un concierto de rock. Tiene un intro, se llega a un climax, pero siempre se acaba. A veces hay bises, pero casi nunca salen bien. Esperamos una temporada y habrá otro concierto, y en fin. El amor eterno es como esto que acabamos de ver: una combustión espontánea. El amor eterno nunca es eterno. Y quizás por eso valga mucho más la pena.

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