Bueno, imagino que se preguntarán que hago aquí, en un concierto de rock, alargando el momento en que comience la música. Verán, resulta que soy un amigo de la banda, que he estado ahí desde los primeros conciertos. Los ayudé a cargar las guitarras, los cables y en fin. Aquí mismo, en el barrio, en los conciertos en La Jícara, La Guardia, La Raza. Estuve ahí en la grabación del primer demo y en otros momentos. La pasamos bien. Pero sin darnos cuenta dejamos de vernos por un tiempo, les perdí la pista. Esas cosas que suelen pasar entre amigos, que no son por molestias sino por mero despiste o por culpa de amores de paso que nos hacen encerrarnos en otro mundo. Como sea, el tiempo pasó, hasta que un día en el Parque del Periodista me encuentro con Camilo, el del bajo, ese que ven allí. (Acá entre nos, Camilo es el único periodista que va al Parque del Periodista). Le pregunté por la banda, claro, y él me dice:
- Vamos a lanzar un pequeño ep que se llama Combustiones espontáneas.
- Maravilloso –le dije yo-, ¿y de qué se trata?
- Mmmmm, son como canciones misóginas.
- ¿Misóginas? ¿O sea como de odio a la mujer?
- Nonono, no tanto de odio. Como diría Julio Jaramillo, Tan solo se odia lo querido. Entonces es también sobre el querer: la desazón después de que todo se acaba, a veces con mucha rabia.
- Ya veo –le dije.
Y quedé picado. Combustiones espontáneas: canciones sobre la desazón después de que todo se acaba.
- Debe ser un álbum muy triste –le dije.
- Por el contrario, si es de lo más divertido. Es extraño, no había pensado en eso. En todo caso se llama Combustiones espontáneas porque todas las canciones nacieron de una, sin pensarlas, como una eyaculación precoz. Y después nos dimos cuenta que la mayoría eran, más que de desamor, de nostalgia por alguna mujer ida.
- Bueno, quiero oírlo pero ya.
Y lo oí. Camilo me prestó un cd, todavía sin mezcla, de los siete temas que componen este ep. Y algo se revolvió en mí. Por alguna razón aquellas canciones rápidas y mal grabadas me traían a la mente historias de mujeres que alguna vez quise, algunas que me trataron bien y otras que se fueron como si nada. Mujeres, siempre las mujeres. Y fue tan fuerte el sentimiento que le pedí a Camilo que me dejara, algún día, contar mis historias de amores mientras ellos interpretaban los temas de Combustiones. Como él nunca sabe decir que no, pues me dijo que bueno, y ya ven, por eso estoy aquí. Así que... bienvenidos a este ensayo donde la música, el sexo y sin duda las mujeres son las protagonistas. Esto es Combustiones espontáneas.
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