sábado, 5 de julio de 2008

Áluna t.v.

Es una de las sensaciones más extrañas que hay: la de encender el televisor y encontrarse allí, en la pantalla, entre luces multicolores y con cara de tonto. Fue lo que me pasó ayer. Comencé a pasar canales y de pronto veo, sin esperarlo, a Áluna en uno de sus peores shows: el presentado para el programa Tardes de Concierto, de Canal U, el año pasado.

Sabía que Canal U se había quedado hace poco sin presupuesto, ¿pero tan mal estaba como para que se encontrara repitiendo sus peores programas? Diablos, yo que creía olvidada aquella tarde del desconcierto de repente me la encuentro de frente, con Juan como un rolling stone de pueblo, Óscar con el pelo más corto y yo, con mi camiseta de siempre. Aún no había entrado Juan Miguel a la banda y las canciones suenan planas, sin fuerza.

Y no vale la pena entrar a llorar ahora por lo que hicimos en el pasado. Seguro vendrán otros conciertos igualmente malos. Pero verlos en televisión, tiempo después, es perverso: como si una voz satánica y memoriosa te enumerara al oído tus peores defectos.

Lo peor son las llamadas y los amigos y enemigos enviando mensajes de texto para decir que te vieron por televisión. Y uno con ganas de decir que no, que ése no es uno, que es uno más o menos parecido a uno con una banda más o menos parecida a la tuya y unas canciones particularmente parecidas… en fin.

Y sí, uno aprende, aprende mucho de conciertos así. Aprende que la televisión es una mentira pero necesaria para asuntos de promoción. Aprende que para tocar en vivo hay que cuidar muchos más detalles de los aparentemente evidentes. Aprende que lo que no se resuelva en los ensayos, nunca jamás va a resolverse ante las cámaras ni mucho menos frente al público. Eso sí que se aprende.

1 comentario:

Camilo Jiménez dijo...

Qué sensación tan maluca, uno ahí expuesto. Y además queda en cinta para que el canal o la programadora llene huecos. Me reí mucho con lo del "rolling stone de pueblo"...

Está muy muy bueno este blog, no se imagina uno por las que pasa una banda en su camino a la gloria o a la disolución definitiva. Adelante, estaré pendiente y esperando que sea más lo primero que lo segundo.