A pesar de todo –de presentaciones tibias, sin
gente, con mal sonido, en lugares inadecuados– solo me arrepiento de dos
conciertos. Solo dos para diez años, que en teoría es un balance bueno, supongo.
El primero, un concierto en la 33, muy a los
inicios. Un concierto en el que hicimos la tarea: definimos bien el lugar,
convocamos con antelación y la gente respondió: 133 boletas vendidas: un récord
para nosotros. Solo que el tipo del sonido no llegó a la hora, ni a la otra, ni
después. Llegó a las nueve y media de la noche, carreriado, cuando ya habíamos
tenido que empezar con el pírrico sonido de los amplificadores. Llegó a
montarlo todo, con la gente ahí, al frente, mirando. Llegó cuando ya muchos se
tenían que ir, y entre afanes todo sonó como la mierda.
Mis amigos habían ido a acompañarme por
primera vez, y el concierto fue malo, remalo, entre feedbacks y errores de ecualización.
Pudimos haber tocado bien –trato de recordar– pero lo que sonó afuera fue un
desastre. Pudimos haber tocado bien –insisto– pero ya estábamos tan estresados y
aburridos que de seguro no tocamos bien. O por lo menos no lo disfrutamos.
García Márquez decía que uno escribe para que
los amigos lo quieran más. Creo que se hace extensivo a cualquier arte. El que
estuvieran mis amigos ahí levantaba un factor de pena. Vergüenza ante ellos,
quiero decir, ¿me entienden?
…
El otro arrepentimiento fue por el concierto
de este sábado.
Y resumo: me emborraché.
Me emborraché antes de tocar, o sea que subí
al escenario como una cuba.
No hablo de una mediacaña por tres rones;
hablo de media botella de tequila y vodka; hablo de irse para los lados, de
tratar de enfocar.
Esas cosas que podían quedarle muy bien a
Sid Vicious pero que a mí, pasado de los treinta, me generan una latencia de
pensamiento y acción.
En la práctica es estar siempre corrido en la
nota, o no caer a la que es.
En la práctica es hablar tonterías, lanzar
improperios: ese monstruo que vive en uno y que a veces sale cuando estás
borracho.
Y no quiero entrar en detalles ni contar lo
que pasó después.
Tan solo digo que me da pena.
Siento culpa.
No vuelvo a beber
(antes de un toque)
y pido perdón.(antes de un toque)
1 comentario:
Ja ja ja pedazo de marica en serio? no lo creo, en todo caso me rei mucho, ja ja ja ja
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