Digamos
que llueve, piensas en ella, la extrañas. El pavimento está mojado y las luces
de las farolas rebotan en el piso. ¿Recuerdas su piel? Claro. El arco de su
espalda, las pecas regadas por sus hombros. Ya no está, y eres ahora un
fantasma más de una ciudad que muere. Vas solo por la calle, las manos en los
bolsillos de la chaqueta. Todo terminó, estás perdido. Entonces sería bueno que
mientras encuentras algún lugar donde escamparte cantaras esta canción.
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