Les voy a decir qué no van a
encontrar aquí: no van a encontrar diatribas contra Radiónica ni contra Altavoz ni contra ningún medio de divulgación independiente. No van a encontrar
quejas como que “todos son unos rosqueros” o “mi banda no suena porque no está
en la colada”.
Patrañas. Nosotros jamás hemos
tocado en Altavoz ni sonado en Radiónica ni nos han reseñado en artículos como “el
nuevo sonido de Medellín” ni hemos sido el rey del mes en ninguna parte. Y aun
así jamás se me ocurriría pensar que la culpa es de ellos y no nuestra.
Hay bandas buenas que son
reconocidas y bandas malas que todos ignoran y bandas buenas que nadie conoce y
bandas malas con una sobrada exposición. Algunas saben más de medios que de
música, y otras solo saben de música. No siempre se trata de
justicia: se trata del camino que ha sabido labrarse cada proyecto musical.
Ya quisiera yo que Parlantes
tocara en medio mundo, pero a lo mejor esa no es la meta de Parlantes. El caso
es que al final, si se mira, las respuestas a los porqués suelen estar adentro más
que afuera.
Y sí, desde luego: hay que luchar contra
prácticas desdeñables como la payola, o propender por mejores políticas
públicas, o buscar nuevas estrategias para nuevos mercados.
Pero de ahí a echarle la culpa a todos, a los otros, bah. Las lágrimas para otro día.
Pero de ahí a echarle la culpa a todos, a los otros, bah. Las lágrimas para otro día.